una ensenyant que aprèn constantment

Vaig començar aquest blog en un curs d'estiu, l'objectiu era aprendre a fer servir una pissarra digital. Avui en dia, el començo a utilitzar per tot allò relacionat amb l'Educació Física i les TIC, i l'educació en general!!

dilluns, 18 de juliol del 2011

els nens imiten els seus pares

Perquè diguin que els nens no s'enteren de res, i que no entenen el que diem o fem. Els nens ho pillen i ho engantxen tot, i evidentment fan el que els seus pares fan. Imiten el que veuen i en aquesta imatge de la meva filla es veu clarament ;)

diumenge, 17 de juliol del 2011

Twitter, indispensable en el ámbito educativo

Twitter, indispensable en el ámbito educativo

“La misión de la escuela ya no es enseñar cosas”: Entrevista a Francesco Tonucci

http://docentesytic.wordpress.com/2011/07/08/la-misin-de-la-escuela-ya-no-es-ensear-cosas-entrevista-a-francesco-tonucci/

"La misión de la escuela ya no es enseñar cosas. Eso lo hace mejor la TV o Internet." La definición, llamada a suscitar una fuerte polémica, es del reconocido pedagogo italiano Francesco Tonucci. Pero si la escuela ya no tiene que enseñar, ¿cuál es su misión? "Debe ser el lugar donde los chicos aprendan a manejar y usar bien las nuevas tecnologías, donde se transmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo", responde.
Para Tonucci, de 68 años, nacido en Fano y radicado en Roma, el colegio no debe asumir un papel absorbente en la vida de los chicos. Por eso discrepa de los que defienden el doble turno escolar.
"Necesitamos de los niños para salvar nuestros colegios", explica Tonucci, licenciado en Pedagogía en Milán, investigador, dibujante y autor de Con ojos de niño, La ciudad
de los niños y Cuando los niños dicen ¡Basta!, entre otros libros que han dejado huella en docentes y padres. Tonucci llegó a la Argentina por 15a. vez, invitado por el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, a quien definió como "un lujo de gobernante".
Dialogó con LA NACION sobre lo que realmente importa a la hora de formar a los más chicos y dejó varias lecciones, que muchos maestros podrían anotar para poner en marcha a partir del próximo ciclo escolar.
Propuso, en primer lugar, que los maestros aprendan a escuchar lo que dicen los niños; que se basen en el conocimiento que ellos traen de sus experiencias infantiles para empezar a dar clase. "No hay que considerar a los adultos como propietarios de la verdad que anuncian desde una tarima", explicó.
Recomendó que "las escuelas sean bellas, con jardines, huertas donde los chicos puedan jugar y pasear tranquilos; y no con patios enormes y juegos uniformes que no sugieren nada más que descarga explosiva para niños sobreexigidos".
Y que los maestros no llenen de contenidos a sus estudiantes, sino que escuchen lo que ellos ya saben, y que propongan métodos interesantes para discutir el conocimiento que ellos traen de sus casas, de Internet, de los documentales televisivos. "¡Que se acaben los deberes! Que la escuela sepa que no tiene el derecho de ocupar toda la vida de los niños. Que se les dé el tiempo para jugar. Y mucho", es parte de su decálogo.
De hablar pausado y de pensamiento agudo, Tonucci transmite la imagen de un padre, un abuelo, un educador que aprendió a ver la vida desde la perspectiva de los niños. Y recorre el mundo pidiendo a gritos a políticos y dirigentes que respeten la voz de los más pequeños.
-¿Cómo concibe usted una buena escuela?
-La escuela debe hacerse cargo de las bases culturales de los chicos. Antes de ponerse a enseñar contenidos, debería pensarse a sí misma como un lugar que ofrezca una propuesta rica: un espacio placentero donde se escuche música en los recreos, que esté inundado de arte; donde se les lean a los chicos durante quince minutos libros cultos para que tomen contacto con la emoción de la lectura. Los niños no son sacos vacíos que hay que "llenar" porque no saben nada. Los maestros deben valorar el conocimiento, la historia familiar que cada pequeño de seis años trae consigo.
-¿Cómo se deberían transmitir los conocimientos?
-En realidad, los conocimientos ya están en medio de nosotros: en los documentales, en Internet, en los libros. El colegio debe enseñar utilizando un método científico. No creo en la postura dogmática de la maestra que tiene el saber y que lo transmite desde una tarima o un pizarrón mientras los alumnos (los que no saben nada), anotan y escuchan mudos y aburridos. El niño aprende a callarse y se calla toda la vida. Pierde curiosidad y actitud crítica.
-¿Qué recomienda?
-Me imagino aulas sin pupitres, con mesas alrededor de las cuales se sientan todos: alumnos y docentes. Y donde todos juntos apoyan, en el centro, sus conocimientos, que son contradictorios, se hacen preguntas y avanzan en la búsqueda de la verdad. Que no es única ni inamovible.
-¿Cuál es rol del maestro?
-El de un facilitador, un adulto que escuche y proponga métodos y experiencias interesantes de aprendizaje. Generalmente los pequeños no están acostumbrados a compartir sus opiniones, a decir lo que no les gusta. Los docentes deberían tener una actitud de curiosidad frente a lo que los alumnos saben y quieren. Les pediría a los maestros que invitaran a los niños a llevar su mundo dentro del colegio, que les permitieran traer sus canicas, sus animalitos, todo lo que hace a su vida infantil. Y que juntos salieran a explorar el afuera.
-Varias veces usted ha dicho que la escuela no se relaciona con la vida. ¿Por qué?
-Porque propone conocimientos inútiles que nada tienen que ver con el mundo que rodea al niño. Y con razón éstos se aburren. Hoy no es necesario estudiar historia de los antepasados, sino la actual. Hay que pedirles a los alumnos que se conecten con su microhistoria familiar, la historia de su barrio. Que traigan el periódico al aula y se estudie sobre la base de cuestiones que tienen que ver con el aquí y ahora. Esto los ayudará a interesarse luego por culturas más lejanas y entrar en contacto con ellas.
-¿Cómo se puede motivar a los alumnos frente a los atractivos avances de la tecnología: el chat, el teléfono celular, los juegos de la computadora, el iPod, la play station?
-El colegio no debe competir con instrumentos mucho más ricos y capaces. No debe pensar que su papel es enseñar cosas. Esto lo hace mejor la TV o Internet. La escuela debe ser el lugar donde se aprenda a manejar y utilizar bien esta tecnología, donde se trasmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo.
-¿Es positiva la doble escolaridad?
- En Italia llamamos a este fenómeno "escuelas de tiempo pleno". La pregunta que me surge es: ¿pleno de qué? Esta es la cuestión. La escuela está asumiendo un papel demasiado absorbente en la vida de los niños. No debe invadir todo su tiempo. La tarea escolar, por ejemplo, no tiene ningún valor pedagógico. No sirve ni para profundizar ni para recuperar conocimientos. Hay que darles tiempo a los niños. La Convención de los Derechos del Niño les reconoce a ellos dos derechos: a instruirse y a jugar. Deberíamos defender el derecho al juego hasta considerarlo un deber.

dilluns, 11 de juliol del 2011

http://www.rtve.es/television/20110629/manera-disruptiva-aprender/444403.shtml

Jordi Sierra i Fabra

Us presento al meu escriptor preferit, i als super periodistes que li fan l'entrevista i aquí us la penjo.

Aquesta entrevista s'ha copiat de la pàgina web http://www.365d365e.com/entrevistes/?p=2852

JORDI SIERRA I FABRA

“L’únic que necessito per ser feliç és publicar les meves novel·les”


Aïllada entre els boscos que encerclen Vallirana, trobem la casa de Jordi Sierra i Fabra, refugi creatiu de l’escriptor més prolífic -més de quatre-centes obres publicades al llarg de les últimes quatre dècades- de les lletres catalanes. Arribem a les onze i hem de marxar a les dotze. Extremadament metòdic, avui al migdia ha d’iniciar la redacció del nou volum d’aventures de Miquel Mascarell, l’inspector de policia protagonista de la saga de novel·la negra que va iniciar amb el best-seller, Cuatro días de enero. Finalment, el deixem al seu despatx, una sala folrada amb mil-i-un cartells de clàssics del rock i presidida per una imponent taula de billar, que gairebé ja és l’hora de dinar. “De cada llibre en faig un diari vaig apuntant el número de pàgines que he escrit cada dia i on les he escrit. Ho tinc tot guardat, de la primera novel·la a l’última. Un munt d’informació que publicaré l’any vinent dins unes memòries en què també estic treballant actualment”.
Quan eres petit, què volies ser de gran?
Escriptor, sempre ho vaig tenir claríssim. Ara no es nota massa però de petit quequejava moltíssim, em quedava bloquejat i no podia parlar. En la literatura vaig trobar el meu refugi. Amb vuit anys ja llegia moltíssim i al mateix temps que llegia també volia escriure les meves pròpies històries. Justament aleshores vaig tenir un accident, vaig creuar una porta de vidre, que em va tenir molt de temps tancat a l’hospital. Però el que que inicialment va ser una desgràcia va significar les meves primeres aproximacions a la literatura com escriptor, perquè va ser a l’hospital on vaig redactar els meus primers relats. Recordo que vaig escriure un conte de tres pàgines, que es deia Asalto al First National Bank, i estava inspirat en les pel·lícules de cinema negre que tant m’agradaven aleshores. Tot cofoi li vaig ensenyar al meu pare. El va estripar i em va prohibir escriure.
Per què?
“Estudiar matemàtiques és el que hauries de fer”, em va dir. Pensava que sent escriptor em fotria de gana. Però no només ell, al col·legi també m’ho deien. Eren els temps de la dictadura franquista i aquelles eren unes escoles repressives i regides pel pensament únic. No permetien que els nens fessin volar la imaginació, i als que ho intentàvem ens tallaven les ales.
Però no vas deixar d’escriure.
Mai. Amb nou, deu i onze anys ja escrivia llibres de cent pàgines, i amb dotze vaig tenir una topada amb la meva professora de llegua que va fer que em superés.
Què va passar?
Em va posar un zero perquè vaig fer una redacció sobre un extraterrestre.
Tant dolenta era?
No! Era la història d’un extraterrestre que arribava a la Terra i es perdia. La professora de llengua va creure que allò era una tonteria i em va suspendre. A més, quan li vaig explicar que jo el que volia era ser escriptor, em va dir que era un inútil que es pensava que ho sabia tot de la vida. Amb la rabieta vaig escriure una llibre de cinc-centes pàgines, Memorias de un perro. Jo volia tenir un gos, però a casa no em deixaven, em deien que per gos ja estava jo. I com no el podia tenir, me’l vaig haver d’inventar. Un llibre que el vaig començar amb dotze anys i el vaig acabar que gairebé en tenia quinze. Una novel·la que, com totes, encara la guardo però resta inèdita. Sempre he dit que si algun dia la publico, ha de ser tal com la vaig escriure aleshores, sense més edició que les faltes ortogràfiques que hi pugui haver.
Abans de poder-te dedicar plenament a la literatura, vas ser crític musical, oi?
Sempre m’ha agradat molt la música. De petit era un apassionat de la música clàssica i el meu gran ídol era Igor Stravinski, perquè tota aquella música melòdica que aleshores sonava a la ràdio em semblava molt dolenta. Però imagina’t que ara mateix, davant nostre aterra un OVNI i baixen quatre extraterrestres melenuts. Així em vaig sentir la primera vegada que vaig escoltar els Beatles.
Recordes quan va ser?
I tant. Estava jugant al billar a un sala que hi havia al costat del Cine Roxy, a la plaça de Lesseps, i de sobte va sonar “Twist & Shout”. El rock’n’roll ja existia però aquí no havia arribat. Elvis Presley va ser un Déu a tot el món menys aquí. Però els Beatles…
El teu món va canviar.
Fins aleshores les meves principals obsessions eren l’escriptura i la lectura. Ni a casa, ni al barri, ni al col·legi teníem biblioteca i per poder comprar-me llibres de segona mà havia de vendre al drapaire els diaris vells que em donaven els veïns. Un llibre dels que editava Bruguera em costava dos rals.
Libres escrits amb pseudònim per alguns dels millors escriptors i periodistes de l’època.
Entre d’altres, el meu amic Francisco González Ledesma, que escrivia aquests llibres per poder sobreviure, amb el nom de Silver Kane. Fa poc vaig estar amb ell i em deia: “Jordi, vaig escriure cinc-cents llibres dolentíssims que no servien per res”. Res més lluny de la realitat. Per culpa d’aquells llibres suposadament tan dolents jo vaig voler ser escriptor. El fet és que els seus llibres els podies comprar de segona mà per dos rals, però un single dels Beatles et costava trenta pessetes i dues-centes cinquanta l’àlbum. Saps què feia per poder-me’ls comprar? Just aleshores vaig començar a treballar en les oficines d’una constructora pels matins i estudiava a les nits. Jo donava tot el sou a casa i el meu pare només em donava els diners necessaris per al transport. Doncs jo anava a peu de casa a la feina, de la feina a l’escola i de l’escola a casa, i el que m’estalvia en transports m’ho gastava en discos (riu). Vivia al Tibidabo, treballava a la plaça del Diamant i estudiava a la Gran Via. Cada dia feia deu o quinze kilòmetres amunt i avall.

Quin fart de caminar!
La vida és un gran soroll entre dos gran silencis, i mentre dura el soroll has de fer coses, t’has de moure, no has de parar quiet. Mai no vaig voler ser músic però sí m’agradava la música i escriure, i per això vaig començar a enviar cartes al Gran musical, un programa musical de ràdio fet des de Madrid. Aleshores el més important que s’emetia. Cada setmana els enviava una carta de vint folis comentant els discos que més m’agradaven. Així ho vaig fer durant dos anys. I a cop d’insistència em van nomenar el delegat del Gran musical a Barcelona, un càrrec inventat, i sense cap mena de sou, que tan sols consistia en llegir de tant en tant per antena una de les meves cartes. Poc després es va crear la revista Gran musical i allà va ser on vaig començar a publicar els meus articles. Fins que van venir els de la revista de la competència, Disco Expres, i em van oferir ser-ne el director a Barcelona. Va ser aleshores quan vaig deixar la feina a la constructora, els estudis i vaig poder començar a guanyar-me la vida escrivint.
El somni fet realitat.
L’única manera que hi havia que a casa acceptessin la meva decisió era que guanyés més diners que el meu pare. En aquell època, a la constructora jo guanyava sis mil pessetes al mes i el meu pare catorze mil a la seva feina. Quan van venir-me a buscar els de Disco Express jo, un paio que mai no havia exercit professionalment de periodista, els vaig demanar un sou de quinze mil. Ells van acceptar les meves condicions i al meu pare no li va quedar més remei que acceptar que em dediqués a escriure. Com sempre dic, va ser als vint-i-dos anys que vaig començar a viure.
Uns anys en què vas escriure Història de la música pop 1962-1972, segurament el primer treball enciclopèdic fet a casa nostra sobre el rock i el pop.
Va ser el primer llibre de música que es va fer en aquest país i vam vendre milers d’exemplars. Des del primer moment vaig creure que el llibre havia de costar menys que un disc, i això també ser part de l’èxit. Tenia molt clar que si un nano tenia tres-centes pessetes a la butxaca, que era el que aleshores es pagava per un disc, abans de gastar-se-les en un llibre es compraria un àlbum dels Beatles o Jimi Hendrix. Però si el llibre costava dues-centes setanta-cinc… Encara avui en dia molta gent em recorda per un llibre amb moltes errades però escrit amb entusiasme per un nano de vint-i-dos anys apassionat de la música. Però el món de la música és una trampa i sis anys després ho vaig deixar per dedicar-me plenament a la literatura. A la vida s’han de cremar etapes i, encara que la música em continua apassionant, mai no he sentit nostàlgia d’aquells dies.
En l’àmbit literari has tocat tots els estils i gèneres, però se’t coneix especialment per la teva obra infantil i juvenil.
Jo no vaig escollir els meus lectors, van ser els nanos els que em van acabar escollint a mi. Va ser un accident. Fa trenta anys vaig guanyar el premi Ateneo de Sevilla que aleshores, després del Planeta i el Nadal, era el tercer premi literari en importància. Donaven un milió de pessetes, que en aquells temps era una morterada. Vaig ser tan ingenu que vaig creure que, literàriament, ja tenia la vida solucionada. Però, evidentment, estava equivocat. Convençut que me’l publicarien, vaig escriure El cazador, un llibre sense diàlegs on un home es passa mitja història perseguint un tigre i a la mitja restant és el tigre qui persegueix l’home. El vaig enviar a Planeta però el van rebutjar. “Si l’hagués escrit Hemingway seria un èxit però firmat per tu no es vendrà gens”, va ser el que em van dir. No sabia si alegrar-me perquè m’havien comparat amb en Hemingway o enfadar-me perquè no me’l publicaven.
Què vas fer amb el llibre?
Es va quedar tres anys dins un calaix. Jo no el considero un llibre juvenil, però el vaig enviar al concurs de literatura juvenil Gran Angular i el vaig guanyar.
La literatura no és una competició esportiva, però tu has guanyat molts premis i has superat diversos rècords.
Entre d’altres coses diuen que sóc l’escriptor català viu que més llibres ha publicat. I també el vuitè més llegit a les escoles a nivell estatal.

“He venut deu milions de llibres però el més maco de tot és que en l’era d’internet els nanos em segueixen llegint”

Quins són els set primers?
Bécquer, Lorca, Baroja… Estic just darrere del García Márquez i per sobre del Cela.
No està gens malament.
M’és igual. L’únic que necessito per ser feliç és publicar les meves novel·les. He venut deu milions de llibres i les meves novel·les han estat traduïdes a diversos idiomes, però el més maco de tot és que en l’era d’internet els nanos em continuen llegint.
Diuen que vas deixar Carme Balcells, l’agent literària més important de casa nostra, perquè et deia que escrivies massa.
Va ser una relació que no va funcionar. Encara som molt amics però aleshores teníem objectius diferents. Ara no recordo si em va dir exactament això o no, però el que està clar és que si a mi em demanes que deixi d’escriure em mates. La meva vida només té sentit escrivint. Si avui en dia fas un llibre per adults a l’any et diuen que és massa però si fas deu per nens ningú no et diu res. Jo he decidit publicar un llibre per adults a l’any, quatre per nanos joves i sis per nens. Però vivim en un país… A casa nostra, a Balzac, que va tenir una carrera molt prolífica, lògicament tothom el considera un geni. Amb Simenon el mateix. Sierra i Fabra? Escriu massa (riu). Simenon que era capaç d’escriure un llibre en dos dies era un geni, jo que vaig escriure en quatre dies Kafka y la muñeca viajera, Premi Nacional de literatura Infantil i Juvenil, sóc dolent.
T’has sentit maltractat en alguns cercles literaris?
Ara ja no, però tanys enrere sí. No vull ser un geni però tampoc vull que se’m menysprei. De la mateixa manera que sempre surt l’incrèdul que diu que és impossible que jo hagi escrit tots els meus llibres. Si fos així, després de quaranta anys ja hagués sortit algú dient que és el veritable autor d’alguns dels llibres de Sierra i Fabra. Sempre dic que si el món fos un circ jo seria la dona barbuda, perquè a la vida ha d’haver-hi de tot: el tonto, el lleig, el guapo, l’intel·ligent, el que escriu molt i el que escriu poc, i a mi m’ha tocat ser el que escriu molt.
I d’on treus el temps per escriure tant?
Cadascú té la seva fórmula de treball i jo penso molt viatjant, em preparo els guions de les meves històries als avions i als hotels i escric a Barcelona. Però com viatjo molt penso molt. Quan em mori ja descansaré, però mentre tant…
El 2004 va fundar la teva pròpia fundació, destinada a promoure la creació literària entre els més joves. És la teva obra més important?
Indubtablement. La Fundació Jordi Sierra i Fabra la vaig crear per evitar el que a mi em va passar quan era nano. Perquè cap nen o nena que vulgui dedicar-se a la literatura senti que no té ningú que li dóna suport. Jo escrivia en silenci i en secret, i això és molt dur. I podem pensar que els temps han canviat, però l’any 2004 el CIS va fer pública una enquesta on es preguntava als pares i mares què volien i què no volien que fossin els seus fills. Metge i arquitecte eren les professions més desitjades mentre que a l’altre extrem estaven militar i escriptor. Puc entendre que la gent no vulgui que els seus fills siguin militars, però escriptors? Una fundació, amb seu aquí però també a Colòmbia, on el primer que vaig fer va ser crear el premi de literatura Jordi Sierra i Fabra per a menors de divuit anys amb una dotació econòmica de tres mil euros. Però l’important no és guanyar el premi sinó que tots els joves que hi participen sentin que no estan sols en el camí per assolir el seu somni. L’Alejandro Jodorowsky va dir que si la vida t’havia regalat un do li havies de tornar a la vida un 10%, i és veritat.